Universidad:
Bueno, como sabréis he
cursado el Grado de Derecho y Criminología, pues bien, digamos que me he visto
obligada a dejarlo por diversos motivos que ahora explicaré y que tengo ganas
de desahogar desde que dejé la Universidad hace unas semanas. He esperado un
poco de tiempo para contarlo, dado que, he ido aceptándolo porque ni siquiera
pensaba que estuviera tan decidida a hacerlo como lo estuve.
La Universidad siempre me ha
dado cosas que no me ha dado nadie más. Ni mi familia ni mi antigua pareja valoraban
nada de lo que hacía, así que, de la única forma que pude obtener esa
valoración fue mediante los estudios universitarios. A cambio de un esfuerzo
considerable, obtenías una nota acorde a ese esfuerzo, valía la pena, está
claro; sabía que si daba mucho, tenía los beneficios que quería y necesitaba,
aparte de que los profesores también ponían su granito de arena. Por eso fue
por lo que decidí ir a la Universidad, en primer lugar, no había nada más en mi
mente que eso, no me importaba nada más y, cuando lo probé el primer año, pensé
que ese era mi sitio pero las cosas fueron cambiando.
Seguían sin valorarme en mi
vida diaria. Es más, en estudios sociológicos explican que cuánto más le dices
a una persona cosas negativas sobre ella misma, más se las cree y poco a poco
va fomentándolas en su interior, exactamente como hacen los niños (es decir,
conductas que se van aprendiendo). Todo esto fue a más durante seis años, me
decían cómo tenía que estudiar, ejercían presión sobre mí (los padres pagan la
Universidad, así que, imaginaréis por qué lo digo), control de dónde estoy, qué
hago, por qué no estoy haciendo una cosa en vez de otra… detalles que van a
más.
A todo esto, le podemos
añadir la presión que ejerce la misma Universidad sobre ti. Es muy bonito estar
en una reunión familiar o de amigos y decir, orgullosa de ti misma: “Voy a la
Universidad, estoy en 3º” (por poner un curso), pero no es tan solo decirlo, es
lo que cuesta. Digamos que tenía que estar pendiente de todo, controlando cada
detalle, cada práctica, repasar absolutamente todo lo que había dado para que
si me preguntaban los profesores no quedarme en blanco, preparar resúmenes para
los exámenes, estudiar los siete, ocho o nueve temas que tocaban, tener
pendiente la realización de todos los trabajos, presentarlos… en fin, han sido
muchas cosas que te crean cierta ansiedad, que te ponen nerviosa, que hacen que
no pares en todo el día, que tengas insomnio, cansancio y falta de constante
sueño. Todo esto estuvo bien en un principio, por supuesto, pero cuando le
sumas más presión y terminas con discusiones absurdas y bajo el control de
otros, acabando arrastrándote por el suelo mientras te siguen pisando crítica
tras crítica, pues digamos que la falta de motivación es la protagonista de tu
vida, incluso, de tu sola existencia.
Cualquier persona me diría:
“Pero chica, si estabas en tercero. Es una lástima”, pero os diré una cosa:
Cuando una persona explota y está tan cansada que hasta su corazón va a mil por
hora debido al estrés y al nerviosismo por tantas cosas, termina decidiendo
aquello que necesita, aparta las cosas o las personas que le provocan todas
esas reacciones y espera a que pase la tempestad para poder empezar de nuevo
con más tiempo, con mayor tranquilidad y serenidad, que las cosas se hacen bien
desde un principio no dando puntapiés y haciendo sentir mal a la gente.
Esto era lo que necesitaba y
no hay más que hablar. He de reconocer que ha sido duro tomar la decisión, dado
que, he estado estudiando desde los tres años e incluso, se me hace hasta raro,
pero ahora me dedico a algo que me apasiona y es escribir. Por supuesto, no voy
a estar sin hacer nada, la Universidad la he dejado temporalmente y sé que
estará ahí para cuando decida volver, no se irá a ningún lado. Todos tenemos
nuestro momento para ciertas cosas y yo empezaba a sentir que ese no era mi
sitio; además, qué pintaba yo estudiando Derecho (lo hice porque ciertas
personas se empeñaron que a mí las leyes poco me han interesado), en verdad,
durante ese periodo de tiempo, estuve irreconocible.
Vale, voy a explicarlo.
Durante esos seis años en los que avancé muchísimo con los estudios, una parte
de mí fue desapareciendo, la auténtica parte. Se iba tan rápidamente que me
empezaba a preocupar, estaba perdiendo mi identidad y otras personas estaban
intentando moldearla a su manera, cosa que no debería haber permitido porque
como yo quiera vestirme, me vestiré, como quiera hablar, hablaré y con la
persona con la que quiera estar, la tendrán que respetar porque de nada me
sirven sus opiniones absurdas, porque más que eso son críticas sin fundamento,
prejuicios constantes a personas que no conocen si quiera. Así que, ha sido un
tiempo duro en cuanto a eso, pero algo me hizo abrir los ojos y es de
agradecer, ahora he sido capaz de ser yo en vez de ellos y pensar en mí como
debí hacerlo en un principio. Nunca es tarde si la dicha es buena, ¿verdad?
La Universidad es
dedicación, es motivación, es estudio e incluso, cariño por aquello que haces.
Si no tienes nada de eso, mejor déjalo aunque sea un tiempo porque lo único que
haces es perder el tiempo. A parte de esto, voy a contestar a una pregunta que,
de hecho, me la formuló mi madre la semana pasada: “Si te saliera algo
interesante en una editorial y empezaras con algo así de escritura y demás,
¿qué preferirías?”. Por supuesto, aceptaría el “trabajo” en la editorial
(escribiendo), siempre he sabido que me iba a dedicar a escribir y, desde que
tenía seis años que no he parado de hacerlo. A veces, he parado porque no he
tenido demasiado tiempo pero, es una de las cosas más preciadas que tengo y no
sé si es un don o un talento o lo que narices sea, pero es algo que me llena y
seguiré con ello hasta que terminen mis días. Ha sonado extraño, pero si algo
te apasiona, sigue con ello y no lo dejes porque, puede ser que un día tus
sueños se hagan realidad y eso, es en lo que creo ahora. Nada de ser mental,
nada de estar pensando qué será o dejará de ser, tan solo quiero hacer que se
cumpla, que se haga realidad, la Universidad puede esperar, no tiene piernas
para irse a ningún lado.
Espero que os haya
gustado la entrada y que hagáis que vuestros sueños también se hagan realidad.
Un beso.
Comentarios
Publicar un comentario