Escritura:



Esta es una de las entradas más importantes, a mi parecer, porque desde siempre, la escritura ha sido una prolongación de mi mente, una forma de expresión de mí misma. Las palabras siempre han sido parte de mi interior, como una fuerza que siempre me ha invitado a escribir, a decir lo que pienso y a creer en algo más que las banalidades que veo a mi alrededor cada día, poniendo un toque diferente a lo mismo de siempre, a lo repetitivo y falto de sentido. Es como una luz que siempre ha guiado a través de los duros momentos de mi vida, la que se ha juntado a mi imaginación para crear mundos diferentes y expectativas realmente ambiciosas, sin pararme a pensar qué se les pasará por la cabeza a los demás cuando leen mis líneas, porque no escribo para nadie, escribo para mí. Es algo terapéutico y que me ha servido para seguir adelante, para avanzar en mi vida diaria y para sentirme bien conmigo misma.

Creo que esta historia ya os la he contado en el blog principal, pero me aventuro a volverlo a comentar por si alguien es nuevo por aquí. Empecé a escribir a los seis años, cuando veía que las discusiones abundaban a mi alrededor, era demasiado pequeña para entenderlo pero sabía de alguna manera que mi vida estaba complicándose. En aquellos momentos, tan solo quería evadirme con alguna cosa, me había cerrado en mí misma y ni siquiera en el colegio me centraba, así que, lo que empecé a hacer fue una especie de diario donde apuntaba cómo me sentía cada día; sé que es algo prematuro que una niña a esa edad escriba este tipo de cosas, pero notaba que necesitaba un desahogo personal de algún tipo, necesitaba una burbuja en la que protegerme y escribir fue una de las cosas que me hacían desconectar de mi alrededor y sentirme completa. Al principio, fue eso, pero después empecé a tener la necesidad de hablar sobre la vida de otros, sobre cómo llevaban las cosas, quería incluso, empatizar con ellos, así que, cuando tuve unos nueve años, ya escribía relatos bastante largos y tenían que ver con cosas sobrenaturales, dado que, siempre me gustaron los vampiros, hombres lobo y ese tipo de cosas, me llamaban tanto la atención que me sentía con la necesidad de escribir sobre ello constantemente. Cuando me hube dado cuenta de que me apasionaba, nunca dejé de hacerlo, tanto en mis diarios como en las historias que iba creando poco a poco; obviamente, podía ver en mí cambios importantes en mi vocabulario y en mi forma de expresarme, no era lo mismo una escritura de una cría de seis años a una de diez, como es evidente, iba evolucionando conforme pasaban los años y, gracias a la lectura que, también era algo que me tenía embelesada, fui adquiriendo más conocimientos de cómo escribir, expresarme y enriquecer mi vocabulario, incluso, sin darme cuenta.

Así que, digamos que la escritura ha marcado siempre el punto donde empecé a ser yo, donde sabía qué quería hacer realmente y con lo que me identificaba. Es increíble sentarse en una silla con un ordenador delante y escribir sin parar, pasándote las horas sin darte la menor cuenta y sentirte realmente a gusto con aquello que haces, apasionada y sin pensar en ninguna otra cosa; a eso le llamo vocación. Lo curioso es que siempre ha fluido de mi interior en forma de imágenes en mi mente, a lo que yo le pongo palabras, es muy simple pero a veces, cuesta expresar sobretodo las emociones, pero no ha sido problema porque empatizar forma parte de los seres humanos que tenemos corazón (los que ya no lo tienen, pues es más difícil, a esos los llamo robots), así que, desde ese punto soy capaz de hacerlo y hacer que el lector se sienta identificado con lo que escribo, puedo conducirlo a lo largo de los paisajes de cada relato y se ve inmerso en ellos sin darse cuenta (varias personas me lo han comentado, así que, por eso lo digo no por dármelas de importante). Creo que siempre ha formado parte de mí, de quién soy y no es difícil interactuar con otros sin estar presente, se trata de conectar al lector con los personajes y con sus emociones para que el resto de la historia fluya sin problemas.

Hay personas que te dicen cómo tienes que hacerlo y, realmente, no tienen ni la más remota idea. Te dicen que debes hacer los escritos que les gusten a los demás, pero no es así en realidad, dado que, si haces ésto, terminas siendo otra persona y, si la historia no te va a gustar, ni la empieces. No tienes que ser alguien comercial, ni siquiera aparentar lo que no eres, lo que vayas a contar sería inútil porque ni siquiera lo estarías sintiendo, por eso escribo lo que me gusta, siempre hay personas a las que les encanta y hay otras a las que no, pero eso ya viene a gusto del consumidor. No soy alguien que favorezca la falsedad, así que, si voy a crear personajes en base a cosas que no siento o pienso, menuda pérdida de tiempo, oye; me gusta darles vida, crear emociones y conectar, hacerles una vida y que consigan que al lector le llegue.

Uno de los desequilibrios que he experimentado en el tema de la escritura es, básicamente, el hecho de estar o no inspirado (creo que no es a mí a la única que le pasa). Por ejemplo, soy una persona a la que le viene la inspiración en cualquier sitio y tengo que apuntarlo lo más rápido que puedo para poder escribirlo luego porque lo mismo, ese momento de inspiración ya no vuelve. Hay días que puede fluir muy bien, que te sale incluso solo pero hay otros que no es sentarse y decir: "Ale, escribo", no, ésto no funciona así. Te inspiras y escribes, así es como salen cosas que hasta tú te sorprendes y tu mente se pone a trabajar más rápidamente, fluye poco a poco y sin necesidad de forzar; en cambio, si no estás inspirado intentas escribir algo y no te sale ni como te imaginabas, el vocabulario es espeso y te haces un lío con la historia. Llevo mucho tiempo con ésto y no sale cuando tú quieres, sino que, va saliendo poco a poco durante el día, van viniendo ideas a tu mente y vas formando los pocos matices que tienes a mano, luego cuando ya estás en ello, improvisas el resto, al menos yo lo hago así y me funciona (no puedo hacerlo de otra manera porque no me sale).

Al terminar una historia o un relato, me siento incluso libre, relajada y con la certeza de que he expresado aquello que quería. Vuelvo a leer lo que he escrito, corrijo las faltas de ortografía y vuelvo a darle otro repaso poniéndome en la piel del lector desde un punto de vista objetivo y dándome cuenta de mis fallos a la hora de escribir; si veo que todo está correcto y como a mí me gusta, lo dejo, sino lo corrijo sin problemas. Para mí no es difícil hacer relatos poniendo las palabras adecuadas, ni mucho menos, lo que es realmente complejo es cuando estás escribiendo algo más grande (un libro) que ya debes tener todos los detalles al dedillo y controlar absolutamente todo el entorno de los personajes, ser muy escrupuloso con lo que escribes y describes y saber cuál es el lugar de cada uno de ellos, eso sí es complejo de expresar. En los relatos se empieza y se termina, no hace falta ser tan perfeccionista (aunque no puedo evitarlo, soy así), das matices de ésto y aquello y poco a poco vas formándolo, dándole más importancia al fondo que al físico y termina gustando mucho, a diferencia del libro que lo he explicado antes.

Escribir no es solo una afición, es una forma de vida, de hecho, ni me canso de hacerlo y es una de las cosas que nunca me he arrepentido de hacer, lo he hecho a gusto, con cariño, con mucha dedicación y sintiendo cada palabra. No son cuatro cosas que dices para rellenar unas páginas y así ganar dinero porque algunos son tan comerciales que dan hasta asquete de leer, sino que, eres capaz de tomarte tu tiempo para completar todos los paisajes y sucesos, cosa que muchos carecen y no saben hacer. Muchas veces, aquello que escribes, ha formado parte de tu vida, experiencias, momentos intensos que necesitas compartir en forma de desahogo personal... son palabras que no pueden quedarse en tu interior porque duelen más que otra cosa, así que, es mejor expresarlas para sentirse mejor con uno mismo. Empezó así y terminó siendo una pasión de la que es imposible escapar, ni siquiera quiero hacerlo.

Siempre es y será mi vida, una forma de compartir y sentir las emociones en mi interior, las palabras fluir hacia el teclado del ordenador y comprender que lo que he escrito forma parte de mí y de nadie más, nadie puede hacerme sentir tan completa. Es algo que nunca desaparece, ni siquiera de tu alma o tu corazón, jamás dejará de permanecer y seguirá haciéndote sentir única por poder hacerlo como lo haces y con esa profundidad. Cuando se empieza nunca se olvida, te atrapa y te hace sentir tan libre que es difícil expresarlo, terminas siendo presa de las palabras.


Espero que os haya gustado esta entrada tan especial para mí. Un beso y un abrazo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Delincuencia Convencional y No Convencional:

Serie "El Mentalista":

TAG del Metalero: